domingo, 30 de mayo de 2010

Declarados a una ida sin retorno,
a un viaje a la oscuridad.
En los ojos el miedo y el brillo de la esperanza.
Con las armas al cielo y el cuerpo derrotado,
se inclina la balanza.
Las estrellas fugaces iluminan
las lágrimas de sueños perdidos
que aún buscan ser reales.
Ni aún el más vencido ha de bajar los brazos.
Pero la ilusión se pierde
y la tristeza se apodera de los corazones.
Hoy el recuerdo queda vivo en la memoria
y la mentira por fin desaparece.
Pocos pagaron el precio.
Muchos dejaron sus vidas.
Las cruces que la luna ilumina
y la sangre fundida en el suelo.
Por ellas murieron y en sus tierras descansan.
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NS~

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