martes, 19 de octubre de 2010

El conejito y el halcón

Había una vez un conejito que caminaba felízmente por las montañas. Tanto caminó que el pobre conejito estaba sediento de agua, hasta que vió que de una piedra caían unas pequeñas gotitas de agua. Entonces el conejito agarró su jarrón y espero muy pacientemente a que el jarrón se llenara.
"Tac, tac, tac..." caían las gotas. Hasta que por fin el jarrón se llenó y el conejito lo agarró con sus dos patitas para beberlo, cuando de repente baja un halcón y le tira el jarrón al suelo derramando todo el agua que había juntado. El halcón se va volando y el conejito que lo miraba enojado agarra de nuevo el jarrón y otra vez pacientemente vuelve a llenarlo de a gotitas.
Una vez lleno nuevamente lo toma con sus patitas y llevandolo hacia la boca para beberlo baja el halcón muy rápido y le vuelve a tirar el jarrón al suelo y el conejito ya enfurecido vuelve a agarrar el jarrón para llenarlo con las gotas que caían de la piedra. Una vez más lleno lo toma para beber el agua y ve al halcón que venia rápidamente, entonces el conejito agarró un cuchillo y se lo atravesó al halcón dejandolo muerto tirado en la piedra. Y cuando el conejito quizo finalmente beber el agua se da cuenta que había tirado el jarrón al suelo partiendose en mil pedacitos. Entonces el conejito comenzó a subir la montaña para llegar arriba donde estaba el agua que tanto anhelaba.
Cuando logra subir a la cima ve que en medio del pequeño charco de agua había una serpiente muerta, la más venenosa, que había envenenado el agua. Y el conejito se da cuenta que en realidad el halcón queria salvarlo de no beber el agua envenenada por la serpiente y él rabioso de furia lo asecinó inocentemente...
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Cual es mi moraleja de este cuento, nunca actúes sin medir las consecuencias, es posible que te arrepientas de los hechos.

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